Para diseñar una imagen pública coherente y creíble en el ámbito político, es necesario conocer cada uno de los Códigos que la conforman.
La identidad del político a representar debe estar sustentada en un arquetipo que ayude a delimitar atributos de la personalidad y el carácter a proyectar. Su valor comunicativo se construye a partir de la convergencia de Códigos: la vestimenta, el discurso y la actitud; estos se asocian con tres elementos básicos de simbolización: el cuerpo, el habla y las acciones.
- El cuerpo se relaciona con la actitud y la vestimenta.
- El habla con el discurso.
- Las acciones con la actitud.
Para construir la imagen de un político es indispensable el uso de la Semiótica como guía estratégica para generar credibilidad y saber construir los simbolismos necesarios que mueven las emociones positivas del Imaginario Colectivo al que se quiere dirigir.
EL CÓDIGO DE LA VESTIMENTA
El Código de la vestimenta tiene una función distintiva y de reconocimiento, la forma en que vestimos transmite significados claros acerca de nuestra identidad. Se conforma de elementos que dotan de valores significativos: el tipo de prenda, el material (textura y calidad) y el color; se complementa con elementos como accesorios y tipo de peinado que permiten un balance para proyectar al político como un Símbolo en el contexto que se inserte, con credibilidad y coherencia. Un solo elemento puede determinar el Símbolo Ideal a representar.
Un vestido negro puede significar luto pero también elegancia, el significado dependerá de los elementos que lo acompañen y el contexto en el que este inserto.
EL CÓDIGO DEL DISCURSO
El Código del discurso tiene como función principal persuadir y convencer al Imaginario Colectivo para llegar a su sentir. Convencer implica organizar lo argumentos y líneas que llevará el discurso. Por otro lado, para persuadir se necesita construir mensajes concretos que lleguen a las emociones de la audiencia.
El discurso se conforma a partir de la cohesión entre la credibilidad (ser o hacer parecer verdad), la claridad, la coherencia (relación del discurso con lo que se proyecta) y el contexto (conjunto de circunstancias a partir de la significación y adecuación del mensaje).
Para construir el relato se debe tomar en cuenta al público al que se quiere llegar y así captar su atención e interés.
EL CÓDIGO DE LA ACTITUD
El Código de la actitud se compone de conductas (acciones) y se basa en determinados objetivos y metas. Se trata de la capacidad de enfrentar al mundo, pero también de cómo nos proyectamos en él a partir de la gestualidad y los movimientos corporales. Se construye a partir de percepciones y creencias, de afectividad (valores y sentimientos) y tiene que ver con la apropiación del espacio escénico a partir de movimientos, posturas corporales, expresiones del rostro que modulan y puntualizan los significados de la comunicación verbal.
El lenguaje corporal tiene un impacto 5 veces mayor al discurso verbal, por ello, debe de existir coherencia entre lo que se dice y se muestra para obtener la confianza del que recibe el mensaje.