Transmitir con todo el cuerpo y con la mente, con toda la intención y con el saber. Transmitir ideas donde los gestos sean congruentes con aquello que se desea comunicar.
Pensemos, p. e., en la idea democracia vs autoritarismo. O bien, en esta otra, cercanía a la gente = aceptación de la industria televisiva. Son etiquetas de un discurso bien interiorizado, completamente aprendido y aceptado, donde ya nadie cuestiona tales interrelaciones y sus “verdades”.
El mensaje que envía un actor social principal tiene múltiples interpretaciones y valoraciones. Aunque la intención sea una, los entendidos siempre serán múltiples. Por eso el político debe de sopesar muy bien todos sus mensajes. Como decía Jesús Reyes Heroles, “en la política, la forma es fondo”. Si pudiésemos grabar estas palabras en nuestro actuar diario cuantos malentendidos podrían evitarse, cuantas actitudes prepotentes o revanchistas se verían como lo que son, y cuantos patanes y traidores evitaríamos en nuestras vidas, por referir un par de ejemplos.
Los políticos o actores sociales todos, deben –con mayor razón– de aprender estas palabras, estas acciones. Lo importante es tener una congruencia en el “qué se dice” con el “cómo se dice”, aunque claro, lo opuesto es lo común.
«…la forma es fondo».
En esta sociedad cada vez más cargada hacia lo audiovisual sopesan más las imágenes que los contenidos, esa es la triste realidad. Pero creo que se puede levantar la semiótica por todo lo alto y darle a la política y a sus actores un justo lugar de servicio, de lo contrario habremos fallado en nuestra tarea.
Abundan los políticos que desean engañar con simples frases armadas banalmente, sin haberse comprometido con su contenido. Pero en la política la forma es fondo, y si se desea dar dos pasos adelante debemos de corregir tal rumbo y no sólo contar con candidatos como muñecos en aparador sino comprometerlos en su mente, su actuar y su saber; y de qué en la Política (con mayúscula) hay que buscar el bien mayor como siempre lo recordaba Platón inspirado en uno de sus maestros, Sócrates. Es sentido común, la nave sale airosa si toda la tripulación hace su tarea, así de simple.