Partamos de dos de las llamadas “leyes” de la comunicación: “La responsabilidad de la comunicación es del emisor, no del receptor” vs “La comunicación parte de la escucha activa”. Siempre me ha parecido que se pelean por un ámbito de acción. Por decir lo menos son responsabilidades compartidas. Si no comunico adecuadamente la responsabilidad de que no se entienda lo expresado es mía, pero de no contar con una escucha activa (receptor) tampoco se contará con una comunicación efectiva. ¿Ello es responsabilidad del emisor o del receptor? ¿De ambos? Tomemos nota ya que observo en este artículo una gran utilidad. Servirá en más de una ocasión y creo que si lo tomamos con seriedad nos podrá solucionar grandes hitos de la vida cotidiana.

Umberto Eco dice que existen por lo menos tres acepciones de «luz». La luz como una señal de información (el código morse); la luz como un mensaje (“si mi amante pone una luz en la ventana, significa que su marido está ausente”); y la luz como un canal (la luz encendida para leer el mensaje-libro). Más adelante toma un caso con acepciones escritas. Escribe la frase «No more«, desde la lengua inglesa es claro, “pero les aseguro que, leída por un italiano, la misma frase significaría «nada de moras», o bien «no, prefiero las moras» […] pero si usase un sistema de referencia erótico, la misma frase sería la respuesta «no, morenas» a la pregunta «¿Los caballeros las prefieren rubias?»”, dice Eco.

Bode Miller

¿Seguro que las prefiere rubias?

Suficiente con estos ejemplos para demostrar que en todos ellos se deben de observar las dos “leyes” de la comunicación.

Continuando con los ejemplos enumerados arriba, veamos algunas de las variables que se deben de considerar. En el primer caso hay que asegurarse que el receptor conozca el código morse o que tenga a alguien experto en la materia. En el segundo punto (del primer caso) hay gran cantidad de variantes pero al final efectivamente es responsabilidad tanto del emisor como del receptor para que ambos no pasen por un mal momento. Tercer punto, que aquel que escribió el libro sea suficientemente claro para un tipo determinado de lectores y que este último tenga una “escucha” (lectura) viva (atenta). En el caso de la frase escrita “no more”, en todos los puntos lo determinante es el contexto y el marco de referencia, la responsabilidad es compartida, del emisor y del receptor.

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¿Cuántos signos ve aquí?

La Luz es un signo.

Como es sabido, el receptor no pocas veces se convierte en un excelente “decodificador” ya que el emisor no realizó bien su trabajo. En otras situaciones esto se puede invertir. Y por supuesto habrá casos en que ambos, emisor y receptor, no están realizando adecuadamente sus tareas. En todos ellos no hay nada más molesto que tanto el receptor como el emisor no carguen con sus responsabilidades.

Sabemos también que hay otras variables a considerar: el referente, el canal, el código, el mensaje, los ya mencionados contexto y marco de referencia. En realidad es un esquema básico que no ha cambiado casi nada desde los tiempos de Aristóteles, cuando hablaba del emisor y del receptor, de la señal y del mensaje.

La tarea de comunicarse adecuadamente no termina ahí, hay una casi interminable lista de factores. Y para quienes hayan olvidado sus clases universitarias, expongo algunas, (tomado de, http://ocw.unican.es/ciencias-de-la-salud/desarrollo-de-habilidades-y-competencias-a-traves/materiales/tema-5.-comunicacion-y-dialogo/skinless_view):

El emisor puede no cumplir su papel si: tiene inhibiciones por razones intrínsecas (tabúes). Por no organizar sus pensamientos antes de hablar. Por no expresarse con precisión. Por encerrarse en un enunciado. Por introducir demasiadas ideas en sus frases y juicios sin interrelación entre ellas. O por no tener en cuenta la respuesta del hablante anterior y por ende no responda a dicho planteamiento.

El Código puede no cumplir su función si: hay grandes diferencias culturales o si los sistemas de valores son bastante distintos (signos con connotaciones diferentes).

El receptor a su vez puede no realizar sus funciones si: no capta los mensajes que se le dirigen debido a una percepción selectiva por parte suya en función de su estado de ánimo. Por un bloqueo absoluto en determinados estados de alienación. Un exceso de sensibilización hacia la comunicación verbal, captando poco o mal los componentes no verbales. No prestar la atención adecuada. Pensar en su respuesta y ensayarla en lugar de escuchar con atención. Fijarse demasiado en detalles sin recoger el sentido principal. Repetir demasiadas veces lo que el interlocutor dice.

Conductas verbales que pueden obstaculizar la comunicación: Frases y respuesta ásperas. Sarcasmo. Perfeccionismo. Ser meloso. Levantar la voz y gritar. Criticismo. Mentir. Ánimo de contradicción. Chismorreo, murmuración. Fanfarronear. Burlarse. Monopolizar la atención del grupo. Observaciones rudas y desconsideradas. Hablar de forma impersonal. No recordar nombres. Hablar siempre en primera persona. Hablar al oído de una persona delante de otras. Recordar constantemente los fracasos y errores. Incapacidad para apreciar manifestaciones de buen humor en los demás. Tómese notas de cada una de ellas y sobre todo, tómese un papel y anote las suyas, practique lo opuesto.

Conductas no verbales que bloquean la comunicación: La forma de vestir. El tipo de peinado. Acciones físicas amenazadoras. Nerviosismo. Mutismo. Tono de voz. Sonreír demasiado. Fatiga. Timidez. Presunción. Silencio repetitivo o excesivo. Suspiros. Bostezos. Apatía. Algunas expresiones faciales (fruncir el ceño, tener la boca abierta…). Despreocupación en conocer los valores y necesidades ajenas. Hábitos físicos que distraen la atención (fumar, mascar chicle…). Actitud preocupada/mostrar depresión. Inestabilidad de carácter. Distraerse mientras se habla o escucha. Tener prisa siempre. Mostrarse testarudo. Ser muy sensible. Clasificar a las personas. Quejarse constantemente. Rostro inexpresivo. Actitud defensiva. Escuchar sólo lo que uno quiere oír. Mostrarse asustado. Transpirar abundantemente. Pestañear constantemente. Postura floja o descuidada. Dar la mano sudada. Encogerse de hombro. Mismo consejo que arriba.

Aquel que esté libre de una mala comunicación… que tire la primera letra. Como se puede comprehender algo que damos por sentado y de fácil realización, la comunicación cotidiana, en realidad es todo un arte.

Como corolario retomo del mismo sitio algunos beneficios de una comunicación asertiva: los rumores y la radio pasillo tienden a desaparecer. Comprensión de los problemas. Se activa una capacidad colectiva para solucionar los problemas. Se favorece la identificación entre las personas. En los grupos se incrementa la participación positiva. Se establecen políticas basadas en la consulta y en el consenso. La participación efectiva recibe un reconocimiento. En núcleos cercanos aumenta el sentido de pertenencia. Entre otros más. Así que ya sabe a corregir y a practicar.